viernes, 5 de diciembre de 2025

Sí, el agujero de la capa de ozono se ha cerrado, pero no es exactamente lo que crees.

Sí, el agujero de la capa de ozono se ha cerrado, pero no es exactamente lo que crees.

Es cierto que se ha cerrado el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida, pero no es lo que parece al leer algunos titulares.


Azucena Martín, 2 de diciembre de 2025

La cuestión es que este año el agujero de la capa de ozono ha sido bastante más pequeño de lo habitual y también se ha cerrado antes de lo normal. Eso significa que las medidas que se han ido tomando desde que entró en vigor el Protocolo de Montreal en 1992 han surtido efecto. El ozono se está recuperando, pero no por completo. Lo más probable es que en 2026 volvamos a tener un agujero en la capa de ozono. Cuando llegue un año en que las concentraciones de ozono estén por encima de las de hace 45 años será cuando, quizás, podamos dar por finalizado el problema. Mientras tanto, aunque haya pequeños pasos que nos empujen al optimismo, debemos celebrarlo desde la cautela y sin olvidar que el peligro no ha acabado y que debemos seguir tomando medidas.
Con la firma del Protocolo de Montreal se prohibió el uso de los clorofluorocarbonos (CFC), lo cual ha resultado muy positivo, pero no son las únicas sustancias que dañan la capa de ozono. Por ejemplo, los hidrofluorocarbonos (HCDC), que se desarrollaron para sustituir a los CFC, no son tan dañinos, pero también contribuyen al deterioro de la capa de ozono. Hoy en día están muy regulados y solo se usan en sistemas de aire acondicionado. Otras sustancias, como algunas que se empleaban como plaguicidas, se han ido prohibiendo. Pero aún hay algunas sustancias agotadoras de la capa de ozono que no están tan reguladas y se usan más ampliamente. Es, por ejemplo, el caso del óxido nitroso.

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Exploran una cueva en Cantabria y descubren una especie desconocida para la ciencia en un trozo de ámbar

Exploran una cueva en Cantabria y descubren una especie desconocida para la ciencia en un trozo de ámbar

La nueva especie, que ha sido bautizada como 'Cretevania orgonomecorum', está emparentada con las avispas actuales. Vivió hace más de 100 millones de años


R. Badillo, 03/12/2025 - 16:00

Un fragmento de ámbar de El Soplao, uno de los yacimientos paleontológicos más relevantes de Cantabria, ha permitido identificar una especie hasta ahora desconocida de avispa fosilizada que permanecía oculta desde hace 105 millones de años. La descripción, publicada en la revista Palaeoentomology, consolida el valor científico de este enclave y su importancia para reconstruir la biodiversidad del Cretácico. La nueva especie, denominada Cretevania orgonomecorum, ha sido analizada por un equipo internacional que ha destacado su gran tamaño y la presencia de estructuras anatómicas singulares, como la forma de las antenas o las venas de las alas. Los investigadores explican que este ejemplar se sitúa entre los más grandes descritos del género y guarda similitudes con fósiles hallados en depósitos de Myanmar y China. El estudio incorpora nuevos caracteres diagnósticos que permiten precisar la clasificación del género Cretevania, lo que facilitará la identificación de futuras especies relacionadas. [...] El Soplao reúne más de 1.500 inclusiones fósiles documentadas y cerca de 30 especies descritas, cifras que evidencian su singularidad científica.

Descubren cómo las 'hormigas bebé' enfermas piden la eutanasia para salvar a la colonia

Descubren cómo las 'hormigas bebé' enfermas piden la eutanasia para salvar a la colonia

Se trata de un comportamiento 'altruista' que se opone al de la mayoría de los animales sociales, que tratan de ocultar sus enfermedades para evitar la marginación o el abandono


JOSÉ MANUEL NIEVES,  03/12/2025 a las 00:39h.

Las hormigas vuelven a la actualidad científica de la mano de un equipo de investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA), que acaba de descubrir un comportamiento que nos lleva al otro extremo del espectro moral de los insectos sociales. De la traición al altruismo, del asesinato por poder, al suicidio por el bien de la familia. En un nuevo estudio recién publicado en 'Nature Communications', en efecto, los científicos del ISTA acaban de revelar un comportamiento que desafía, o parece desafiar, al mismísimo instinto de supervivencia. Y es que las pupas de hormiga que contraen una enfermedad terminal no intentan esconderse. Al contrario, emiten una señal química, una especie de 'olor a muerte', que avisa a sus compañeras de que son un peligro para toda la colonia y que deben, por tanto, ser eliminadas de inmediato. [...] Para entender este comportamiento, los investigadores señalan que debemos dejar de pensar en las hormigas como individuos y empezar a verlas como lo que realmente son: células de un 'cuerpo' mucho mayor. Sylvia Cremer, directora de la investigación, lleva años defendiendo la idea de que un hormiguero funciona, en realidad, como una suerte de 'superorganismo'. Uno en el que la reina (los ovarios), se encarga de la reproducción; las obreras (los diferentes tejidos, como músculos, estómago, etc.), mantienen el sistema funcionando. Y en el que, además, del mismo modo que nuestro cuerpo tiene un sistema inmunitario que detecta y destruye las células cancerígenas o infectadas por virus para que no dañen al resto del organismo, también el hormiguero cuenta con su propio sistema de 'inmunidad social'.